Kiruna es una bella ciudad sueca situada en el círculo polar ártico, capital de una extensísima área de terrenos plagados de montes y lagos. Un lugar de ensueño desde donde se puede presenciar el sol de medianoche desde finales de mayo hasta finales de junio y en la que podrías disfrutar de auroras boreales tan bellas como la que ves en la fotografía superior.
Es además una ciudad que ofrece datos y anécdotas realmente curiosos, como por ejemplo, ser el segundo municipio del mundo en extensión, contar con la mayor iglesia de madera de Suecia, disponer de uno de los más famosos hoteles de hielo o haber excavado una de las mayores minas de hierro de todo el planeta.
Esta inmensa mina de hierro es la protagonista del gran crecimiento económico y demográfico que Kiruna ha experimentado en el último siglo, pero también es la culpable de sus actuales quebraderos de cabeza.
Durante más de un siglo se han extraído aproximadamente mil millones de toneladas de material y ahora, la superficie de la ciudad se está viendo afectada por esta intensa actividad minera llevada a cabo durante 110 años… en otras palabras, y para decirlo claramente, Kiruna se está hundiendo.
El terreno se está viniendo abajo como consecuencia de la subsidencia geológica causada por esta gran mina y los habitantes han tenido que hacer frente a una de las decisiones más difíciles en toda su historia: marcharse de allí antes de que la superficie se hundiera definitivamente.
Además, la historia de Kiruna no deja de ser irónica puesto que cuando se fundó, allá por los inicios del siglo XX, se erigió como una de las ciudades modelo, construida y planeada por arquitectos y urbanistas que pensaron en todos los detalles. El trazado de las calles es el adecuado para proteger las casas de los vientos polares, las viviendas, el transporte, los servicios sociales, todo (o como vemos, casi todo) fue minuciosamente proyectado para convertir la ciudad en una sociedad perfectamente adaptada al entorno.
Ahora tienen que dejar todo eso atrás y trasladar la ciudad entera algunos kilómetros de distancia. La compañía minera LKAB y el estudio de arquitectura Wilhemson Arkitecter han sido los encargados de planificar esta inmensa mudanza hacia un emplazamiento más seguro.
El traslado se hará durante la próxima década y como podéis suponer no será tarea fácil. Mover una ciudad completa: viviendas, tiendas, edificios oficiales… un trabajo que se llevará a cabo de forma gradual y de diferentes maneras: junto con algunas edificaciones que se levantarán desde el principio habrá otras que serán elevadas y movidas en trailers. Muchas casas se moverán utilizando grandes camiones, otros edificios tendrán que ser trasladados pieza a pieza (como la centenaria iglesia “art nouveau” de la fotografía) y algunos incluso, ladrillo a ladrillo.
Los primeros movimientos ya se están realizando y corresponden a medios de comunicación, carreteras, vías ferroviarias y tendidos eléctricos.
Fuente: http://amazings.es
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