martes, 10 de agosto de 2010

Un ascensor a las estrellas


Por Javier Peláez.


La idea puede parecer disparatada, pero desde los años 70 muchas agencias espaciales han estado considerando la construcción de un ascensor que desde la tierra nos permita subir hasta el espacio. Y aunque suene a ciencia ficción, la tecnología y la física nos dicen que podría ser posible.

Primero nos vamos a poner un poco en situación, y vamos a viajar al siglo XIX para conocer a uno de los genios olvidados de la historia de la ciencia. Un iluminado que se adelantó a su tiempo en muchas materias, que en el sorprendente año de 1895 ya avanzaba la idea de construir una torre que llegara hasta una órbita geoestacionaria. Se trataba de Konstantín Tsiolkovski, un personaje al que algún día dedicaremos un artículo en Cuaderno de Ciencias porque es realmente sorprendente.

El proyecto de Tsiolkovski en aquel momento (incluso ahora también) sonaba a plan descabellado. No obstante, la NASA comenzó a interesarse en este ascensor espacial después de que en 1960 el físico ruso Yuri Artsutanov, demostrara que en teoría sería factible realizar la idea: un cable de 36.000 kilómetros desde el espacio hasta la tierra que, mediante un contrapeso orbitando, se mantuviera en una órbita geoestacionaria.




¿Es posible construir un ascensor al espacio?

La idea puede parecer disparatada, pero desde los años 70 muchas agencias espaciales han estado considerando la construcción de un ascensor que desde la tierra nos permita subir hasta el espacio. Y aunque suene a ciencia ficción, la tecnología y la física nos dicen que podría ser posible.


¿Qué se conseguiría con un ascensor espacial?

Hay que decir que desde que comenzó la carrera espacial, la manera que tenemos de llegar al espacio sigue siendo la misma: lanzar cohetes y cohetes. Un método muy caro y que parece haber estancado los programas espaciales y que está retrasando los pasos verdaderamente importantes del hombre al espacio. Hay que tener en cuenta que más del 90% de los recursos y combustible de una nave se utilizan simplemente para escapar de la gravedad de la Tierra.

Un ascensor espacial reduciría en cien veces los recursos que necesitaríamos para llegar al espacio, desarrollando ademas una serie de infinitas posibilidades una vez que se construyese: estaciones geoestacionarias, plataformas de lanzamiento y abastecimiento, laboratorios espaciales georbitales...



¿Y cuál es el problema?

Debido a los inevitables problemas económicos y la crisis que estamos soportando, una inversión multimillonaria de tal calibre se está realmente muy lejana. En realidad, el impedimento físico que apareció hace cuarenta años, cuando la idea comenzó a fraguarse y a estudiarse en serio, era el material del cable. No existía un material capaz de soportar la tensión en una longitud tan extensa (36.000 kilómetros).

Sin embargo, en la tecnología actual nos ha regalado uno de los avances en este campo realmente increíbles: los metamateriales.



Metamateriales es la expresión con la que se conocen una nueva clase de materiales inventados y creados por el hombre y que no existen en la naturaleza. Son materiales artificiales con propiedades realmente sorprendentes en muchos campos (óptica, electromagnetismo, resistencia). En el caso del ascensor espacial, el metamaterial que haría posible su construcción sería un cable de nanotubos de carbono, un entramado microscópico que sería capaz de resistir la tensión que generaría llegar al espacio.



¿En serio se está pensando en construir un ascensor espacial?

Pues la respuesta es sí.

No sólo se está pensando en construirlo sino que ya se están haciendo pruebas y existen proyectos tanto desde la NASA, la JAXA u otras agencias espaciales, como de organizaciones y empresas independientes.

Fuente: yahoo.es

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