Seguro que todos vosotros conocéis (y muchos habréis montado) en esa diabólica máquina de los parques de atracciones que por unos segundos hace que tu estómago parezca que se te sale por la boca.
Me refiero a la Lanzadera, que en el Parque de Atracciones de Madrid, por ejemplo, realiza una caída libre a 80 Km/h desde 63 metros de altura.
... y la Torre Eiffel sería el lugar perfecto para ello.
El proyecto consistía en dejar caer desde la parte interior más alta de la Torre una gigantesca cápsula con forma de bala de más de 12 metros de largo, de casi diez toneladas de peso y con 20 personas en su interior hasta una “piscina” de 70 metros de profundidad con forma de copa de champán.
El agua actuaría como “absorbente del choque”, y así, “el choque sentido por los ocupantes durante el aterrizaje no será de ninguna manera desagradable”
Por un precio de 20 francos, una persona podría experimentar ir dos veces más rápido que cualquier ser humano había viajado nunca antes (104 km/hora era la velocidad del tren más rápido construido entonces)
Todo esto fue publicado en la revista Gazetteer & Atlas of Ideas de 1891.

Bueno, seguramente no se trataba de una idea factible ni viable; posiblemente 70 metros de profundidad no es mucho margen de freno para la velocidad y fuerza del impacto, y eso suponiendo condiciones perfectas del viento que no desvíen la trayectoria de la cápsula al entrar en el agua, etc, etc.
Fuente: http://aldea-irreductible.blogspot.com
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