sábado, 10 de octubre de 2009

Adios a los ruedines, llegan las bicis para torpes


Supongo que como todo el mundo, recuerdas la felicidad que trajo a tu infancia el hecho de aprender a andar en bicicleta sin ruedines. Aquel artefacto pesaba como una losa en el orgullo de todo crío. De hecho uno no era “mayor” hasta que aprendía a rodar por sus propios medios. Aprender a andar en bici era una simple cuestión de perseverar: caerse, levantarse, volver a caerse… Y que maravilla cuando uno podía decir aquello de: “¡Mira mamá, sin ruedines!”


Fuente: http://www.maikelnai.es

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