viernes, 12 de junio de 2009

Viaja casi 200 kilómetros aferrado a un lado del tren


Chad Vance, natural de Alaska (antigua Rusia, hoy EE.UU.), realizaba un viaje de placer por Australia en el legendario tren Ghan en un viaje de de Adelaida a Darwin pasando por Alice Springs (2979 kilómetros). En una de las paradas del viaje, el joven se retrasó. El tren salía cuando, prácticamente de un salto, logró encaramarse a una de las escaleras del vagón.

El problema fue que no supo cómo volver a meterse de nuevo en él. Así que, mientras pensaba, decidió acurrucarse en el hueco. Juzgó la cosa divertida, así que se grabó con el móvil mientras el tren seguía su camino.

Casi doscientos kilómetros después la cosa le dejó de parecer entretenida y empezó a juzgarla peligrosa. Así que hizo lo que a todos se nos hubiese ocurrido: gritar y llorar todo lo alto que pudo.



Afortunadamente Chad Wells, técnico del tren, pudo oír sus gritos de auxilio. Le sacó del hueco de la escalera y le devolvió a su asiento sano y salvo.

“Cuando le agarré su piel era blanca y sus labios azules”, decía Wells. El chaval podría haber muerto de hipotermia o haber caído en cualquier momento a las vías. Tuvo mucha suerte, porque la siguiente parada estaba a aproximadamente tres horas del punto en el que se había salvado.

¿Un héroe?, ¿un loco?, ¿un simple turista estadounidense? No lo sabemos, pero Chad ya ha tenido sus quince minutos de fama… y algo que contar a sus nietos… si no le da por pillar un AVE antes de que estos nazcan.



Fuente: http://www.nopuedocreer.com

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