lunes, 17 de noviembre de 2008

Los cañones que iba a salvar al III Reich


El V3 o Hochdruckpumpe.

Meses antes de la caída del III Reich comenzaron a circular gran cantidad de rumores sobre nuevas y poderosas armas que estaban desarrollando lo científicos nazis y que serían capaces de cambiar lo que ya era una derrota inminente. Pocos dieron credibilidad a estos rumores, incluidos los mismos alemanes, y la mayoría pensaba que se trataba de un intento desesperado de levantar la moral. Sin embargo, cuando los aliados comenzaron a adentrarse en terreno Alemán, se dieron cuenta de que esos rumores no eran simple propaganda.

Y es que perplejos se quedaron los aliados cuando encontraron en las playas francesas el V3 o Hochdruckpumpe (bomba de alta presión).


Era un cañón de 140 mtrs de largo con ramificaciones laterales que le daban un aspecto de espina de pez.


En estas secciones laterales se producían unas pequeñas descargas que aceleraban el proyectil de forma secuencial hasta alcanzar una velocidad de salida de 1.370 mtrs por segundo (Mach 4).


Este proyectil, capaz de transportar 140 kg. de explosivos y alcanzar más de 130 km. de distancia, era más parecido a un misil que a una bala de cañón ya que usaba aletas para estabilizar su vuelo. Los aliados descubrieron dos de estos V3, uno de ellos en Calais que apuntaba directamente a Londres.

Otro de estos super-cañones con los que se encontraron fue el Cañón-Sónico.


Estaba formado por dos reflectores parabólicos conectados por varios tubos que formaban una cámara de disparo. A través de los tubos entraba en la cámara una mezcla de oxígeno y metano que era detonada de forma cíclica.


Las ondas de sonido que generaban estas explosiones eran concentradas y lanzadas por los reflectores produciendo una especie de “rayo” de sonido de gran amplitud capaz de matar en treinta segundos a una persona que se encontrara a menos de 50 mtrs. y provocar dolores insoportables a los que que estuvieran a 250 mtrs.

Curiosa ilustración de Tintín donde aparece el cañón sónico.


Encender altavoces

Nunca se llegó a usar en el campo de batalla aunque al parecer las pruebas que se realizaron con animales fueron satisfactorias.

El que sí llegó a un campo de batalla, pues se instaló en un puente sobre el Elba aunque no llegó a pegar un sólo tiro, fue el Cañón de Viento.


Este raro engendro con el cañón doblado era una maravilla de la química ya que actuaba con una mezcla crítica de oxígeno e hidrógeno en proporciones moleculares seleccionadas. Esta mezcla producía una explosión que lanzaba un “proyectil” de aire. Algo así como un taco comprimido de aire y vapor de agua capaz de destrozar planchas de madera de 2,5 cmtrs. de grosor a más de 180 mtrs. de distancia.

Otros muchos apenas llegaron a superar la etapa de proyecto como el Cañón vortex. Una especie de obús que disparaba proyectiles cargados con carbón pulverizado y un explosivo de acción lenta que, en teoría, provocaría pequeños torbellinos capaces de derribar un avión.

El Cañón Electromagnético que aceleraba los proyectiles con la fuerza de imanes (En la actualidad se sigue desarrollando esta tecnología).

Este es un proyecto inglés de después de la guerra

La Bomba Endotérmica. Una bomba cuya explosión provocaría sobre una amplia zona, un drástico descenso de las temperaturas congelando todo lo que allí hubiera. Se pretendía matar a las personas y conservar las infraestructuras.

También el Cañón Solar, un experimento basado en los famosos espejos de Arquímedes y que sería capaz de concentrar los rayos solares sobre las posiciones enemigas.





Fuente: http://historiasconhistoria.es

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