jueves, 2 de octubre de 2008

Los "cristales de mar" desaparecen



Los cristales pulidos por el mar se están acabando. Decenas de aficionados de todo el mundo confirman que en los últimos diez años se ha hecho mucho más difícil encontrar estos pequeños tesoros en las playas debido al éxito del reciclaje y a la extensión del uso del plástico en la industria.

“En los años 60”, explica un aficionado a recoger cristales en Hawai, “podía encontrar docenas de piezas en una sola mañana; en los 70 solía recoger con mi hijo al menos una pieza o dos. Hacia los 90 se hizo raro encontrarlos, ahora simplemente han desaparecido”. “En muchas playas ya no volverán a encontrarse”, explica Mary Beth Beuke, presidenta de la North American Sea Glass Association, quien asegura que los cristales que aún quedan en algunas costas están tan erosionados y son tan pequeños que ya no vale la pena recogerlos.


Tal y como explica National Geographic, los buscadores de cristales marinos tienen una especie de código de conducta, según el cual si encuentras un trozo de cristal que todavía presenta aristas debes volver a dejarlo donde estaba para que el mar acabe su trabajo.

Si uno rastrea la red, encuentra decenas de personas que coleccionan este tipo de piedras y que salen periódicamente a buscarlas a las playas, preferentemente con marea baja y después de una tormenta. Muchos de ellos son joyeros que luego comercializan los cristales en collares y pendientes, y que aborrecen los cristales de mar creados artificialmente.


Pero ¿cuánto tarda el mar en crear una de estas pequeñas joyas de colores? Richard LaMotte, autor del libro "Pure Sea Glass" y poseedor de una colección de más 3.000 piezas, asegura que el mar tarda alrededor de diez años en pulir y redondear las aristas de un cristal y entre 20 y 30 años en dejarlo completamente liso.

Sin embargo, en su colección hay piedras que estuvieron dando tumbos en el mar durante más de cien años. Algunos de estos fragmentos, por ejemplo, pertenecieron a botellas de cerveza fabricadas a finales del siglo XIX y principios del XX, y en ellos todavía pueden leerse inscripciones sobre la marca o el contenido. De hecho, si uno sale a la playa y tiene suerte, aún puede encontrar alguna pequeña piedra en la que se lean las letras de Coca-Cola o de algún otro refresco. Un bonito ejemplo de lo que el mar es capaz de hacer con nuestra basura.



Fuente: http://fogonazos.blogspot.com

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